
Mi experiencia durante la pandemia Covid-19
La verdad he sentido que ha sido mucho más lastimoso enfrentar esta pandemia, que el proceso que viví con cáncer hace ya casi 10 años. En aquel entonces sabía que mi enemigo tenía nombre y apellido, y que existía un tratamiento para poder combatirlo. Sin embargo, con el COVID-19 no es así. Este enemigo es invisible, silencioso y agresivo.
Me he desanimado un par de veces, por ejemplo, cuando me di cuenta de la ignorancia, incredulidad y la falta de empatía de la población en general hacia nosotros, el personal de salud. Eso me duele mucho. En muchas ocasiones me acerqué a la gente para hacerles la recomendación de quedarse en casa, ya que siento mucha impotencia de verlos en la calle, en fiestas y en los parques arriesgando su vida. Sin embargo, la gente no quiere entender y eso me enoja mucho. Yo que estoy trabajando de cerca con la enfermedad, no deseo que nadie necesite llegar al hospital.
Cada día, después de cumplir con mis obligaciones como mamá y dejar mi casa limpia y ordenada, me dispongo, como le digo a mis hijos, a “jugar” a la enfermera feliz. Es tan diferente como transcurren hoy mis días. Antes estaba en el área de medicina preventiva, donde veía a pacientes de todas las edades. Realizaba acciones de fomento a la salud, así como acciones preventivas. Eso quedó atrás, porque desde el momento en que mi hospital fue designado concentrador COVID-19, ya nada es igual.
Ahora desde que entramos, nos revisan. En la entrada se adaptó un filtro en el que nos checan la temperatura y síntomas. Nos hemos tenido que acostumbrar a convivir con los soldados que están ahí en todos lados, resguardando los insumos y la seguridad del personal. Cada día nos asignan en un área distinta de trabajo y dependiendo del punto de trabajo que nos asignen, es el equipo de protección personal que usamos. El área de filtro respiratorio es la más complicada, es toda una odisea: Utilizamos un uniforme especial para mayor seguridad, pero es muy incómodo. Yo utilizo lentes y se me empañan. El uniforme es muy caliente, por lo que sudas mucho. Ya estando vestido no puedes comer, tomar agua, ni ir al baño durante las 5 horas y media o 6 horas y media que dura el turno.
Este nuevo virus también hizo que me diera cuenta que como sector salud, no tenemos la capacidad de enfrentarlo, y me causa mucha impotencia. Sólo Dios sabrá cuando se contará con la cura para este virus. Deseo, como muchos, que pronto pase esto, que llegue el día de poder abrazar a mi familia, ya que los que trabajamos en el sector salud seremos los últimos en poder darnos ese lujo. Me parece que esta pandemia ha dejado mucho pesar y sufrimiento. Espero, que así mismo, esté sembrando un cambio en todos y cada uno de nuestros corazones, para que el ser humano sepa valorar lo que en verdad es importante en esta vida. Para mí, antes que nada, está el amor al prójimo y a mi familia.
Claudia Patricia Gutiérrez Valadez
Enfermera Especialista en Medicina de Familia